Hace ya bastante tiempo que las visitas del Madrid a Alemania no suponen la infame travesía del llanto y el crujir de dientes de antaño. Tampoco son un crucero del IMSERSO, ni mucho menos, pero después de la sangre que los madridistas hemos tenido que sudar allí... Y eso que yo no viví las décadas de los setenta y ochenta. Los datos hablan por sí mismos: en los últimos tres años y medio hemos ganado dos veces en el estadio del Bayern, otras dos ocasiones en el del Schalke y una en el del Dortmund. Hasta entonces sólo podíamos apuntarnos una victoria en campo de un equipo de la Bundesliga: frente al Leverkusen alrededor del año 2000. No, cualquier tiempo pasado no fue mejor.
Fue una invitación a partirse la cara lo que nos ofreció el Borussia, y a fe de que si no lo hicimos con más contundencia es porque la pegada del Madrid se trata de un cuento asustaviejas que ya no se cree ni Roberto Gómez (bueno, igual éste sí). Dos manos a mano desperdiciados de forma incomprensible entre Carvajal (mal inicio de temporada el suyo, hoy algo enderezado aunque insuficiente) y Cristiano dieron paso a un penalti no pitado a Ramos por mano dentro del área. Los blancos no se pusieron nerviosos y continuaron dominando y castigando la adelantada defensa amarilla. Un excepcional enganche de Bale a pase de Carvajal puso el 0-1. Y lo peor era el resultado.
Tuvo el Dortmund algunas, no lo vamos a negar, pero Sergio Ramos estaba en modo grandes noches europeas. Magistral el encuentro del de Camas, al que por cierto le hicieron un penalti en la segunda parte que fue hurtado de las repeticiones. Daba igual, porque poco después Kroos volvía a sacar el tiralíneas y colocaba un balón al espacio para Bale que acabaría rematando el Bicho. El gol de Aubameyang escasos minutos después supuso más espejismo que otra cosa. Las ocasiones del Real Madrid continuaron goteando: una caída de Bale dentro del área, un disparo de Isco a las nubes, un paradón a remate de Ramos, un mal control de Asensio encarando al portero... El tercero, también de Ronaldo, fue un chut de tremenda potencia que levantó a una niña de la grada a la que estoy en trámites de adoptar.
Se coloca el Madrid en posición cómoda en el grupo de la Copa de Europa. Tras una visita a Alemania. Al final el Nobel a Bob Dylan no se trataba de una frivolidad. The times they are a changing.