miércoles, 30 de noviembre de 2016

El Clásico/Derby del pavo real

Numerá, numerá,
viva la numerasión.
Quién ha visto vencer derbys
sin tener amonestación.

Numerá, Numerá,
viva la numerasión
Quién ha visto ganar derbis
sin tener amonestación.

Barça Real uh, Barça Real uh,
Barça Real uh, Barça Real uh,

A todos los que me escuchan:
aquí les vengo a dejar,
¡aquí les vengo a dejar!
Un pronóstico del Clásico:
nos lo gana el pavo real.*

¡Que lo gana el pavo real!
Y a los del Barça les digo
no se vayan a enfadar
No se vayan a enfadar

Y ahora mismo les auguro
Cuatro goles a tragar
dos del Bicho, uno de Luka,
y el otro de Benzemá
¡Y el otro de Benzemá!

Si no cumplo lo ofrecido
nos podemos olvidar,
nos podemos olvidar
de hacernos con esta liga,
no se podría arreglar.

¡No se podría arreglar!
Y a usted, Zizou, yo le ofrezco
una ganga en planteamiento.

Una ganga en planteamiento:
ponga a Luka de interior,
que le desborda el talento.
¡Que le desborda el talento!
Y por eso yo le advierto
no me la vuelva a jugar.

No me la vuelva a jugar.
Deje a Case en el banco
que no está pa' titular.

Numerá, numerá,
viva la numerasión.
Quién ha visto vencer derbys
sin tener amonestación.

Numerá, numerá,
viva la numerasión.
Quién ha visto vencer derbys
sin tener amonestación.


Chévere cu chévere,
que chévere, cu chevere
Cu chévere, cu chévere, au, au!!
Chévere que chévere
Que chévere, que chévere.


Barça Real uh, Barça Real uh,
Barça Real uh, Barça Real uh,


A todos los blancos presentes
yo les voy a aconsejar.
¡Yo les voy a aconsejar!
Que combinen los balones
y que chuten a marcar.

¡Y que chuten a marcar!
Que el Madrid sin buscar puerta
es como noche sin luna.
¡Es como noche sin luna!

Y si ganamos en Barna
pañuelos en la tribuna
¡pañuelos en la tribuna!
Y Cristiano, que es tan recio,
parece empezó a olvidar.
esa racha que era el mal.

¡Esa racha que era el mal!
Para que vengan los goles
con plumas de pavo real.
Para que vengan los goles
con plumas de pavo real.
Para que vengan los goles
con plumas de pavo real

Chévere cu chévere,
que chévere, cu chevere
Cu chévere, cu chévere, au, au!!
Chévere que chévere
Que chévere, que chévere.

*(N del autor: Evidentemente me refiero a Cristiano)




lunes, 21 de noviembre de 2016

El último derby en el Calderón

El partido comenzó con un dominio contundente por parte del Madrid. El Atlético se replegaba buscando algún balón largo a Torres, de manera estéril en la primera mitad. El centro del campo madridista, plagado de talento para la ocasión, no renunció a la seriedad (falso dilema, éste) ni al valor, y fue extendiendo su control inexorablemente. En defensa la colocación era precisa, y en ataque el equipo la movía con un toque ligero, con la tranquilidad que da tener a Modric al timón y con Isco, ese "jugador virguero de placeta sin talla para el Madrid", demostrando que los gestos técnicos con un sentido son mucho más dañinos.

El Atlético aguantaba la posesión rival pertrechado, como de costumbre, pero sin la comodidad rutinaria con la que suele. Cortaba el juego blanco con faltas, lo que tampoco suponía una novedad, mas el sábado las caras colchoneras mostraban un rictus desconfiado. La tensión se rompió con un tiro de falta de Cristiano que envenenó la barrera, haciéndolo imposible para Oblak. El Madrid se contuvo hasta el descanso, y el Atleti se abalanzó sobre las botellas de agua.

Tras la reanudación, el encuentro cambió de signo. La carga india no se hizo esperar, y los madridistas hubieron de formar barrera de escudos. En un primer momento podía parecer que el Madrid se acochinaba, pero pronto surgió el espacio y se vio el peligro que ofrecía a la contra. Poco después de que Koke llamara, según la prensa, "maricón" a Cristiano, éste disputó un balón largo y Savic le hizo un para mí claro penalti. El portugués lo transformó y lo celebró con la pose del pensador de Rodin, o algo parecido. A partir de ahí, la superioridad del Madrid volvió a ser incontestable, como en los tiempos de antes del Cholo (a.C.), y la puntilla del hat-trick de Cristiano se produjo gracias a un excelso pase de Isco y a la velocidad de Bale, que mostró las miserias de Juanfran. Los cambios de Zidane prácticamente se realizaron en el descuento.

El Madrid abre una pequeña brecha, pero queda tanto que casi da hasta vergüenza decirlo.




jueves, 10 de noviembre de 2016

Trumpazo

Andaba ayer cabreado por los resultados de la elecciones americanas. La mala noticia de la victoria de Donald Trump se veía empeorada por el asedio constante a mi Whatsapp de amigos prorrusos que celebraban sin recato el retroceso yankee, con chistes que los inhabilitarían para ser concejales. Cuando puse la tv a la hora de comer, casi me atraganto con la opinión dominante de los expertos (¡ah, esos expertos que se afanaban en explicar los motivos y causas de un suceso que habían afirmado que jamás sucedería!). Se ha consolidado ya un relato según el cual una marea enorme de blancos, la clase obrera industrial principalmente, acudió en masa a las urnas a votar contra el establishment encarnado en la persona de Hillary Clinton. Y esa oleada de las clases bajas de color blanco le dieron la victoria a Trump.

Hastiado de la cantinela, tiré el tenedor al fregadero y cogí el portátil. Me puse a mirar datos, y, sin ser aún los oficiales (con lo que todo lo que digo debe tomarse con cautela aún), mis conclusiones son algo más matizadas: las causas del suceso son miles. Imposibles de desentrañar con un mínimo de rigor. Desde los desencantados por las artimañas en las primarias que se cargaron a Sanders (no sé si el bueno de Bernie hubiese sido competitivo, pero era mi candidato), a los negros que se quedaron en casa porque no es lo mismo confiar en "uno de los suyos" que en alguien de la familia Clinton, pasando por todos los que efectivamente no quisieron votar a la candidata de Wall Street (¿hasta qué punto la cuasi unanimidad mediática en su favor realmente favoreció a Hillary? ¿Acaso no reforzó su faceta de vieja conocida?)... En cualquier caso, recordé el debate que se tuvo hace poco en este nuestro bar, acerca de la posición de los votantes progresistas en unas elecciones. 

La antigua sentencia de los politólogos: "si no te sientas a la mesa, eres parte del menú". 




viernes, 4 de noviembre de 2016

Cuatro temporadas y 500 noches

La Undécima duró
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks.
En vez de exprimir,
esa base pa hacer un estilo
nos dio por reír.
De pronto nos vi,
como perros de nadie,
ladrando, sin acierto ni juego.
Mezclando errores y agravios,
empates en los labios,
y escarcha en el pelo.

Tenían razón
los cenizos
en eso de que, antes,
Cristiano era gol.
Con una excepción:
esta vez,
él quería quererla meter
y ella {la pelota} no.
Y la BBC,
nos dejó el marcador
en los huesos
y yo de rodillas.
Contra el Éibar,
y, haciendo un exceso,
presionaron a un medio
una carrerilla.

Y regresé
a plantear partidos
sin proa ni popa.
A la perdición
de sufrir en Europa,
aún con cenicientas
de saldo y esquina,
Y, por esas ventas
de frío y rutina,
pagando desidias
de arietes sin alma
que no pierden la calma
ni con cocaína.
Volviéndome loco.
Derrochando
a Kroos y a la vida
nuestra media era un poco,
desierto suicida.

Y eso que yo,
para no agobiar con
goles a la liga,
Para no asediarla
con mi antología
de jornadas frías
y vitrinas vacías,
Para no comprarla
con marrullerías,
ni ser los farsantes
a quienes Messi guía,
con la altanería
de verse triunfantes.
Tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, cuatro temporadas
y quinientas noches.

No me resigno, copón.
Di un portazo, y sonó
como un signo de interrogación,
Me niego a que así,
se pierda, en mitad del olvido,
el papel del Madrid.
No pidamos perdón,
¿para qué? No van a perdonar
aunque no ganemos ni torta.
Siempre tuvimos la frente muy alta,
la lengua muy larga,
y un sinfín de victorias.
Y digo yo,
si aun con este sindiós
seguimos los primeros.
A poco que mejore
con Case y Marcelo
y el resto de gachós
dejen de ser floreros…

Siempre que Zinedine {leído tal cual},
meta a Lucas y a Isquito
Y Cristiano afine
de una vez su tirito,
podemos ganar
todavía nos queda
un as en la manga
¡con guante de seda!
Qué tipo más grande.
Negaría el santo sacramento,
en el mismo momento
que Modric me lo mande.

Y eso que yo,
para no agobiar con
goles a la liga.
Para no asediarla
con mi antología
de jornadas frías
y vitrinas vacías.
Para no comprarla
con marrullerías,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
tras justo perderla
enterrado en reproches.

Tanto la quería,
que, tardé, en confiar
en mí mismo, cuatro temporadas
y quinientas noches.