viernes, 23 de octubre de 2015

30 razones por las que vivir

Se ha puesto de moda entre las revistas culturales escribir listas, y la de razones por las que vivir ha tenido multitud de éxito e imitadores. Nosotros no somos una revista, pero en este bar estamos suscritos al New Yorker (lo colocamos en la barra al lado del As; así somos, transversales, como el independentismo catalán), así que me veo con derecho a empezar una propia. Completadla como queráis, el orden no tiene relevancia:

1. Una discusión interesante.

2. La previa de una eliminatoria europea del Real Madrid, incluyendo ambas secciones.

3. Nueva York en el cine.

4. Emma Watson en Las ventajas de ser un marginado.

5. La melancolía racional de Josep Pla.

6. La vida universitaria.

7. Frank Sinatra cantando That's life.

8. El progreso científico, tanto la teoría que nos permite ir comprendiendo el universo como las aplicaciones prácticas.

9. Peter Parker.

10. La poesía de Gil de Biedma y de Pessoa.

11. Observar la respiración de una mujer que quieres mientras duerme.

12. Borges y Wislawa Szymborska.

13. El ateísmo, en un sentido amplio.

14. La canasta de Ricky Brown en la final de la Recopa del 92 frente al PAOK.

15. La fiesta de La Gran Bellezza.

16. Los libros de Emmanuel Carrère.

17. La Ilustración y la idea de Europa, pleonasmo.

18. Esta escena del Ala Oeste de la Casa Blanca.

19. El segundo movimiento de la Novena de Beethoven.

20. George Orwell.

21. Una comedia romántica bien hecha.

22. Admitir que los humanos somos animales, pero que la lucha contra esa naturaleza animal es la que nos hace verdaderamente humanos.

23. Un izquierdista antipopular.

24. Un gin tonic Bombay Shappire sin aderezos mierdosos.

25. La mente de Stan Lee.

26. If de Rudyard Kipling.

27. La historia del Conde de Montecristo.

28. Los documentales de guerra.

29. Urania Cabral.

30. Este gesto:


(inserte foto de hombre que se niega a hacer el saludo nazi)



martes, 13 de octubre de 2015

Lasystem 5.0 (a fecha de octubre)

SERGIO RODRÍGUEZ: El que marca el estilo. Extraordinario rendimiento el de los últimos años, aunque sus picos de forma son oscilantes. Ahora mismo, como tantos compañeros suyos que han jugado el europeo, está que no puede con su alma,  y cuando no tiene piernas ni cambio de ritmo abusa del bote y merma al equipo. Confianza en él, a arrobas.

SERGI LLULL: Acabó la temporada como un tiro, en su mejor año de blanco, y renunció a una jugosa oferta en la NBA. Si el talento anárquico del Chacho es el emblema, las carreras atravesando la pista de Llull no son menos marca de la casa. Ha controlado mejor cada año su alocamiento en la dirección (aún le quedan resabios, pero muchos menos de los que yo aventuraba cuando se produjo la conversión al puesto de base) y su defensa es encomiable. Fundamental.

LUKA DONCIC: ¡El Madrid de los Luc(k)as! Este niño (porque recordemos, tiene 16 años) va a ser un crack de la rehostia, a poco que sea bien llevado. Pero claro, bromas ninguna. Tiene que crecer con minutos en ACB y aprender lo que es la presión, que ahora mismo lo acogota como es natural. Su desparpajo es grande, y su técnica superlativa. No obstante, responsabilidades las justas por ahora, lo que deja el puesto de base ligeramente desguarnecido.

JAYCEE CARROLL: Otro que acabó la temporada pasada en el mejor momento, con estelares actuaciones en las finales de Euroliga y Liga ACB. Sus virtudes son conocidas, y ha recuperado el físico. Su problema con el bote ha mejorado, pero sigue siendo blando en defensa (y eso que le pone empeño, ¿eh?). Deberían fabricarse más jugadas para él, porque si lo desconectan del partido perdemos una baza importante y termina restando.

RUDY FERNÁNDEZ: El exterior mejor defensor de Europa. Así de contundente. Ha perdido brillo ofensivo (sus achaques perennes de espalda no nos están dejando ver todo lo que podría dar: diferencial en Europa), pero su velocidad para llegar a las ayudas, la agilidad, su talento para sacar petróleo... A veces peca de obcecado, la falta de claridad lo lastra en determinados momentos. Fundamental para el lasystem 5.0.

JEFF TAYLOR: Me da mala espina que recaiga y recaiga de su lesión (los seguidores de la sección se acordarán de Venson Hamilton). Como jugador es de categoría superior a la europea, muy atlético y ágil, candidato a salir en los mejores mates de la jornada, día sí y día también.

JONAS MACIULIS: Poco valorado por su labor defensiva de brega y rebote, me parece buenísimo. Anota sus puntos, defiende sin pestañear y es capaz de tomar un papel secundario o principal según lo requiera el partido. Lituania es tierra de baloncesto.

ANDRÉS NOCIONI: El MVP de la última final de Euroliga (¡con 35 tacos!) tiene que dosificarse a lo largo de la temporada (ya lo hizo el año pasado: no apareció hasta la copa del Rey), pero su garra en las penetraciones, sus buenos puntos desde el triple cuando está acertado  y el carácter defensivo que contagia al equipo cuando está en pista van a ser capitales. Dicho esto, siempre queda el riesgo de que en un momento de la temporada se desfonde (hacer un Bourousis se podría llamar), lo cual nos dejaría en bragas.

TREY THOMPKINS: Es un súperclase desde el punto de vista anotador. Los puntos se le caen de los bolsillos. Mas me temo que en defensa es un agujero negro (ups) y su actitud de momento no parece la adecuada (no por sobrado, sino porque aún no se ha adaptado). Laso lo sentó en el partido contra el Valencia y tendrá que ir acoplándose poco a poco. 

FELIPE REYES: Además de su incalificable habilidad para capturar rebotes en la zona, el capitán del Madrid ha ido mejorando su juego año tras año, poco a poco, casi sin darse cuenta. Ocurre que ya no es un niño, y, además de dosificarse, las batallas contra pívots más altos y fuertes que él ya no puede ganarlas. Desde que aceptó que era importante pero no imprescindible su aporte fue más decisivo que nunca, así que esperamos que continúe en esa dinámica. 

GUSTAVO AYÓN: Con la marcha de Slaughter (nuestro pívot que defendía a exteriores como nadie) y los descartes de Mejri (qué pena de jugador) y el jugador anteriormente conocido como Bourousis, nos hemos quedado bastante cojos en  la parcela defensiva y en el puesto de pívot. Ayón tuvo una segunda mitad de temporada tremenda, pero es el único cinco con garantías y el abuso físico al que se le va a someter va a ser brutal. Además de ofensivamente, su capacidad para intimidar y ocupar mucho espacio es necesaria, no podemos perderlo en marzo porque no quede fuelle. Hay que fichar.

WILLY HERNANGÓMEZ: Tiene que crecer, por supuesto, pero ahora mismo no tiene nivel para un Real Madrid, y además su juego no encaja demasiado en el estilo que implantó Laso. Blandito y sobrepasado de momento, necesitará minutos que no sé si el equipo puede permitirse. Lo miro con preocupación.

La plantilla este año es más corta (ay Taylor, make my day) y ha perdido capacidad defensiva con las marchas de Slaughter y Rivers (que además era un exterior más en la rotación; jugadorazo -cómo lo vio Bob- cuya pérdida por temas de pasaporte es para darse cabezazos contra la pared). Vamos a sufrir estos primeros meses, y yo ficharía sin dudarlo. 10 fichas más dos jovencitos me parece algo ridículo a estos niveles, y tenemos la experiencia de hace dos temporadas, cuando hicimos el mejor baloncesto de Europa (más brillante aún que el del año pasado) y terminamos perdiendo liga y Euroliga. Tenemos demasiadas cuentas pendientes con la historia reciente como para desaprovechar la inercia favorable que nos hemos trabajado desde que llegó Laso.


viernes, 2 de octubre de 2015

La batalla de Pidna

Cuando Perseo, gracias a sus intrigas, consiguió acceder al trono de Macedonia en el año 179 a. C., la República de Roma supo que tenía un problema. El nuevo rey de los macedonios tenía ambiciones expansionistas sobre Tracia (territorio que ocupa lo que hoy sería el noreste de Grecia, el sur de Bulgaria y la parte europea de Turquía) y estaba obsesionado con honrar la tradición conquistadora del pasado glorioso de su pueblo, cuyo máximo icono era la figura de Alejando Magno. Así, comenzó una campaña de hostigamiento que culminó con el estallido de la Tercera Guerra Macedónica.

Después de muchas derrotas debidas a la torpeza de unos cuantos cónsules ineptos, la República de Roma nombró como cónsul a Lucio Emilio Paulo. Se trataba de un hombre cabal de 60 años, que había combatido en Hispania y con un marcado sentido del honor. En el 168 a. C. llegó a la base romana en Elpeo  y comprobó que las tropas se dividían en desmoralizados y ociosos. Durante esa primavera se esforzó en espabilarlos, y apenas llegó el verano, el 22 de junio, se las vio con Perseo en la batalla de Pidna.

Los macedonios no tenían el prestigio luchador de los romanos, algo realmente injusto. Avanzaban en perfecta formación de falange, con unas lanzas de 7 metros que hicieron retroceder a los legionarios. El empuje macedonio llevó a los soldados de LEP a los pies del monte Olocrus. Desesperados, tuvieron que continuar en su marcha atrás, obligados a subir de espaldas por aquellos pedregosos terrenos. La situación era desesperada cuando Salvio, uno de los comandantes romanos más astutos, se acercó al cónsul y le explicó que la solución pasaba por hacer de la necesidad virtud. Es decir, por usar el terreno a su favor.

Y en efecto, el accidentado escenario hizo que la perfecta formación en falange de los macedonios abriera unos pocos espacios. Lucio Emilio Paulo no lo dudó, y mandó a sus hombres a que se colaran en aquellos huecos y tiraran de espada corta de doble filo. La táctica fue un éxito. Perseo no daba crédito a lo que había sucedido. La escabechina macedonia fue terrible. 20.000 muertos en el bando macedonio, menos de 1.000 en el romano. Los combates aislados de cada legionario en su hueco decidieron la batalla de Pidna, y, como consecuencia, la Tercera Guerra Macedonia y el dominio romano en todo el Mediterráneo. Habían ganado los individuos frente al bloque, el talento adaptativo de la inspiración frente a la disciplina férrea del conjunto. 




Ojalá este domingo, en el Calderón, pase lo mismo.