jueves, 25 de junio de 2015

Finales ACB 2014-15

El Real Madrid completó ayer un año histórico. Supercopa, Copa del Rey, Euroliga y Liga ACB, además de ganar en todas las categorías inferiores, deja la 2014-15 como la temporada más exitosa de una entidad plagada de éxitos. Como hemos dicho otras veces, la línea que separa el éxito del fracaso es delgada, el azar cuenta y no se puede controlar, y probablemente hemos tenido de cara todo lo que el año pasado se nos negó. Pero me parece indudable que hemos sido el mejor equipo. Porque eso ha sido siempre el Madrid, puede que no la mejor plantilla, pero siempre el mejor equipo.

Todas las decisiones han llevado hasta aquí, desde la continuidad de Laso (caídos sus ayudantes, este año han aparecido cositas nuevas muy atractivas), las incorporaciones de secundarios que han tenido un papel capital (Maciulis y Rivers), la ficha número trece en forma de regalo de México, el carácter del Chapu (entiendo que a Perezoso pudiera parecerle grosera la celebración del triple), la no marcha de Slaughter cuando tenía un pie fuera en diciembre... Si observamos los MVPs de las distintas competiciones y de las finales de éstas, vemos que incluyen muchos nombres: Rudy, Reyes, Llull, Chacho, Nocioni... Muy significativa esa alternancia de brillantez.

En estas finales, el Madrid ha jugado con una autoridad propia de otros tiempos. El primer partido lo ganó al trantrán, pisando levemente el acelerador cuando hubo alguna tímida duda. El segundo lo resolvió por la vía rápida, sin dejar concesión alguna. Y ayer no quiso alargar la serie con un encuentro más que serio en el Palau. La brecha se abrió en el segundo cuarto, y sólo una excesiva relajación permitió al Barcelona remontar con dos triples de Abrines. Rápidamente neutralizados, en el ánimo por un triple de Sergio Rodríguez desde casi el centro del campo, y en la cancha por una exhibición exterior en el último cuarto, con canasta ganadora de Carroll para sellar el partido, el título y la temporada. Pascual intentó jugar defensas muy presionantes de varios jugadores contra Llull y Rudy (mermado en la espalda, una vez más), y en cierta medida consiguió pseudoneutralizarlos, pero eso conllevaba dejar demasiados espacios y los demás lo castigaron a muerte,

LLULL: Se ha destapado como base esta temporada. A su ritmo  y explosividad le ha unido un acierto y una serenidad para dirigir el juego a un nivel que nunca pensé que llegaría. No sé cómo le irá en la NBA (muchos lo dan por hecho, 7 millones al año son mucha tela), pero en Europa ya sí ha llegado a codearse con los mejores del continente y mirarlos, como mínimo, de igual a igual.

RODRÍGUEZ: Sin llegar a la magia del año pasado, su rendimiento ha sido muy bueno, pese a partidos infumables. Ha perdido piernas y el tiroides le afectó a principio de temporada, pero la responsabilidad que asume cuando el balón quema es de jugador de categoría. Y claro, si está en forma e inspirado, es imparable.

CAMPAZZO: Le ha venido muy grande el Madrid. Como tercer base es totalmente distinto a Draper, y el americano nos daba mucho más.

CARROLL: De menos a más en la temporada, ha terminado en un buen estado físico (algo que nos ha sorprendido gratamente a algunos) y siendo decisivo con su aporte en momentos clave. En la final de la Euroliga y contra el Barcelona metió los tiros que tenía que meter para tranquilizar al equipo. Se genera más canastas a partir del bote (ha entrenado esa carencia, como gran profesional que es nuestro mormón) y Oleson ya no puede anularlo como antaño. Su estilo vistoso de triplista asesino lo une mucho a la afición.

RIVERS: Uno de los tapados. Guante de seda en la zurda si tiene el día, y aporte increíble en defensa frente a rivales a priori mucho más potentes. Thomas soñará con él, pero no sólo ha dejado su tarjeta de visita en el Palau, sino contra los más grandes rivales europeos. Ha mejorado a Darden. Y pensar que estaba en la liga de desarrollo americana... Grandísimo acierto de los gestores.

RUDY: Estelar, simplemente estelar, los dos meses que su espalda lo dejó en paz. Más oscura su aportación cuando está renqueante. En defensa es top, puede secar a cualquiera merced a su rapidez y agilidad y su atención a la hora de defender en individual. Ha perdido confianza en el tiro y penetra menos de lo que sus capacidades atléticas deberían permitirle por la situación renqueante mencionada antes. Uno de los pilares que nos da el salto de calidad.

MACIULIS: Su aporte en defensa es extraordinario, más cómo juega al poste y su nada reprochable mano en el tiro, lo convierten en un jugador de recursos que nos ha dado vida en muchas ocasiones. Ni una queja, además, de su rol secundario.

NOCIONI: El alma del equipo. Ha sostenido el conjunto cuando más han flaqueado las piernas (recuerdo la final de Copa, la final de la Euroliga...). Es un extraordinario jugador, al que se le suma un arrojo y una ambición poco vistas antes. Con 35 años ha demostrado más hambre y más ganas que todos sus compañeros, que no son indolente precisamente. Tapones, rebotes capturados a dos metros del suelo, penetraciones recibiendo palos, triples en el momento decisivo... Jamás se esconde. Una personalidad arrolladora.

REYES: Gran temporada del capitán, que lideró al equipo cuando más irregular se mostraba, en la primera parte de la temporada. Dio un paso al frente junto a Nocioni para tapar la baja de Mirotic y su valentía va acompañada cada año de una mejora en un aspecto concreto del juego. Nada queda ya de aquel Felipe fallón, incapaz de meter los tiros libres, que sumaba exclusivamente a partir de un dominio del rebote. Ahora es mucho más completo, y, conociendo su rol, puede renovar año a año sin problemas.

SLAUGHTER: Hubo un momento en que se vio fuera, por su plaza de extracomunitario. Conseguir el pasaporte, añadido al bajo rendimiento de sus competidores en la posición de pívot, le hizo entrar de nuevo en la dinámica del equipo. Todo un acierto. Sube el nivel defensivo de manera importante, y contagia a sus compañeros. Ayer jugó un gran partido, tapones incluidos, y su defensa a los exteriores le resulta muy útil a Laso.

AYÓN: Tardó tiempo en adaptarse, separación de la mujer mediante, pero es un pívot que encaja perfectamente en el estilo del Real Madrid. Muy rápido, le permite controlar grandes espacios y acudir en ayudas (eso le provocó algún problema de sobrecarga de faltas, pues tardó en medir lo que podía y no podía hacer en ACB). Tiene una gran visión de juego y un pase que aún se puede aprovechar mucho más. Por supuesto aporta intimidación y sus buenos puntos, sin ser dominante en ese aspecto. Fichaje fundamental.

MEJRI: Incapaz de controlar su temperamento y contener sus errores. Una pena, porque su altura y su fuerza podrían hacerlo determinante en Europa, pero no es nada fiable. Probablemente salga del equipo.

BOUROUSIS: Un exjugador. Otra decepción. El Madrid se ha sobrepuesto a un nivel paupérrimo de sus pívots. Las trece fichas, menos mal.

DONCIC: El futuro, pero habrá que cuidarlo. Hay que dejar de compararlo con Petrovic y sandeces varias. Es muy bueno pero tiene mucho que aprender. Laso hizo una gran gestión de la parte final de Mirotic (Messina también tiene su mérito en este caso), y debería repetirse en este caso.

miércoles, 10 de junio de 2015

El Cisne Negro

En el año 2007, el ensayista e investigador libanés Nassim Nicholas Taleb publicó un libro interesantísimo que trataba el concepto de Cisne negro. Esta expresión tiene su origen en el poeta latino Juvenal: rara avis in terris nigroque simillima cygno, que viene a significar algo así como "un ave rara en la tierra, y parecida a un cisne negro. Sin embargo, la interpretación de Taleb es más jugosa que una mera metáfora.

La idea principal alrededor de la que gira todo el ensayo de Taleb se resume fácilmente: los seres humanos subestimamos el papel del azar en los sucesos que ocurren y sobrestimamos nuestra capacidad de control. A lo largo de los capítulos, va enumerando una serie de acontecimientos como ejemplos de cisnes negros: Internet, la I Guerra Mundial, el 11 de septiembre, el funcionamiento de las bolsas financieras y de la banca… La categorización de un suceso como un cisne negro la explicó de manera más precisa el propio autor en una entrevista en el New York Times:

            Lo que aquí llamamos un Cisne Negro (y con mayúscula) es un evento con los tres atributos siguientes. En primer lugar, es un caso atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas regulares, porque no hay nada en el pasado que puede apuntar de manera convincente a su posibilidad. En segundo lugar, conlleva a un impacto extremo. En tercer lugar, a pesar de su condición de rareza, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones de su presencia después de los hechos, por lo que es explicable y predecible.


Es decir, un evento se considera un cisne negro cuando:

      a) El evento es una sorpresa para el espectador
      b) El evento tiene un gran impacto
    c) Una vez ocurrido, el evento se racionaliza en retrospectiva, como si pudiera haber sido esperado (“cómo no lo vi venir” es uno de los mayores imposibles con los que nos fustigamos, pero ya se sabe que a toro pasado…)

Creo que no erramos al considerar el funesto triplete barcelonista como el más reciente Cisne Negro que ha habido en nuestro país. Nadie se lo esperaba, nos ha dejado un gran impacto (ay), y ahora todo son proyecciones retrospectivas acerca de lo bien que rotó Luis Enrique, la categoría indiscutible (discutida hasta anteayer) de Messi y los benéficos efectos de la autogestión del vestuario. Olvidando de manera injusta los múltiples detalles que limpian o ensucian el camino, que incluyen lesiones en partidos intrascendentes, rupturas con modelos rusas, premios dorados al rival que despiertan de su autocomplacencia a egos dormidos, el larguero de la portería del fondo sur de Turín o una canción de Kevin Roldán.



Taleb concluye su obra subrayando la incapacidad que tenemos para predecir un Cisne Negro, a la vez que afirma que esta circunstancia no ha de empujarnos hacia el cinismo o la inacción, sino que debe servir de acicate para construirnos un carácter firme y una actitud estoica que nos aleje del desconsuelo. Parece entonces sensato dejar de martirizarnos con las cosas que no podemos controlar y centrarnos en aquellas que sí dependen de nosotros. Porque, si se trabaja bien, quién sabe si el año que viene el cisne vendrá para posarse, por ejemplo, como hace trece meses, lentamente y muy a última hora, en la cabeza de Sergio Ramos.